El domador norteamericano
Isaac Van Amburgh con los animales de su circo. Óleo pintado en 1839 por el inglés Sir Edwin Landseer (1802-1873)
Landseer, probablemente el mejor retratista de animales del siglo XIX, pintó tan "idílica" obra por encargo de la juvenil Victoria de Inglaterra.
Su recién entronizada majestad idolatraba ignorantemente al domador desde que éste visitó con su circo el Reino Unido en gira por Europa.
Van Amburgh (1811-1865) fue el precursor de los circos con animales salvajes tal y como -por desgracia y pese a su declive- aún son hoy.
Sus terribles métodos de entrenamiento le hicieron famoso y multimillonario, pero muy criticado ya en su época por su sadismo y crueldad.
Para esclavizar la voluntad de un felino salvaje se le golpea brutalmente en el hocico, su zona más sensible. Eso no aparece en el cuadro.
Landseer, probablemente el mejor retratista de animales del siglo XIX, pintó tan "idílica" obra por encargo de la juvenil Victoria de Inglaterra.
Su recién entronizada majestad idolatraba ignorantemente al domador desde que éste visitó con su circo el Reino Unido en gira por Europa.
Van Amburgh (1811-1865) fue el precursor de los circos con animales salvajes tal y como -por desgracia y pese a su declive- aún son hoy.
Sus terribles métodos de entrenamiento le hicieron famoso y multimillonario, pero muy criticado ya en su época por su sadismo y crueldad.
Para esclavizar la voluntad de un felino salvaje se le golpea brutalmente en el hocico, su zona más sensible. Eso no aparece en el cuadro.