A Landseer no le bastó con autorretratarse en compañía de sus perros, sino que además los colocó a su nivel, como iguales suyos.
Observando a los tres, no se ve a un amo y dos inferiores, sino a un sabio jefe de manada con dos lugartenientes de toda confianza.
Transmite así un poderoso mensaje psicológico: Los perros son individuos con personalidad tan digna y respetable como la nuestra.
Mensaje que extendido al respeto hacia todos los seres con sistema nervioso evolucionado, haría mejorar bastante la ética humana.
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Fiel versión de la obra por el artista norteamericano George Edward Perine (1837-1885) utilizando la laboriosa técnica del grabado a media tinta.