Aeropuerto de M'Poko, Bangui, República Centroafricana. Lisa Jeanne, de 5 años, en el avión donde vive su familia.. Foto: Alberto Rojas [Junio 2015]
En el aeropuerto de M'Poko en Bangui sobreviven en condiciones infrahumanas 18.000 personas, refugiadas allí de las matanzas interreligiosas.
En el aeropuerto de M'Poko en Bangui sobreviven en condiciones infrahumanas 18.000 personas, refugiadas allí de las matanzas interreligiosas.
Lisa Jeanne vive en un avión. Es un trasto que ya no despegará jamás, pero ella se muestra orgullosa y defiende que muy pocos pueden decir lo mismo. La familia de esta niña de cinco años duerme sobre los asientos en los que, hace décadas, colocaron sus posaderas los nobles de las más grandes casas reales europeas. Esta avioneta, como casi todas las de alrededor, llevaba a los hombres más ricos del mundo a cazar elefantes a la selva centroafricana o transportaba sacas de diamantes y oro de las minas de Bria y Carnot. Hoy sirven para alojar a los desplazados del kilómetro cero de África. Algunos afortunados, los primeros que llegaron al aeropuerto de M'Poko huyendo de las balas en Diciembre de 2013, ocuparon el interior de los aparatos disponibles del vetusto Aeroclub de Bangui. Fue el día de los 3.000 muertos, la mayoría asesinados a machetazos por las calles de la capital de República Centroafricana. El resto tuvo que conformarse con colocar tiendas de plástico bajo las alas, dentro de los hangares o al lado de la pista de aterrizaje. En total, 18.000 almas en un limbo con olor a sudor, mugre y aguas fecales. "Vivimos como animales", dice la madre de la niña, que vende bolsitas de azúcar para sobrevivir bajo las alas de su casa. Es el precio de la seguridad.
La rebelión de 2012 contra el Gobierno de François Bozize se transformó pronto en un sangriento conflicto religioso en el que los rebeldes Seleka, mercenarios musulmanes llegados de Darfur y Chad, arrasaron las casas de los barrios cristianos para robarles hasta los marcos de las puertas. Los cristianos crearon su propia milicia, los Antibalaka (literalmente, los 'inmunes a las balas'), que pronto les igualó en crueldad e hicieron lo mismo con las casas de los musulmanes. Con una buena dosis de manipulación política, los 'señores de la guerra' convencieron al pueblo de que sus vecinos, con los que habían convivido en paz, eran los enemigos a eliminar barrio a barrio y casa por casa. El aeropuerto, defendido por las tropas francesas, acusadas de abusos sexuales a menores, fue lo más cercano que encontraron a un lugar seguro y aquí siguen. Muchos de sus vecinos huyeron a Congo, Camerún o Chad. República Centroafricana es una de los lugares en emergencia humanitaria de Naciones Unidas junto a Irak, Siria y Sudán del Sur. De cuatro millones y medio de habitantes que tiene la República Centroafricana, del tamaño de España y Portugal juntas, medio millón de ellos está escondido en su interior y otro medio millón viajó con lo puesto más allá de sus fronteras. Nadie deberá extrañarse si algunos grupos llegan en breve a las playas europeas llenas de turistas. Alberto Rojas
La rebelión de 2012 contra el Gobierno de François Bozize se transformó pronto en un sangriento conflicto religioso en el que los rebeldes Seleka, mercenarios musulmanes llegados de Darfur y Chad, arrasaron las casas de los barrios cristianos para robarles hasta los marcos de las puertas. Los cristianos crearon su propia milicia, los Antibalaka (literalmente, los 'inmunes a las balas'), que pronto les igualó en crueldad e hicieron lo mismo con las casas de los musulmanes. Con una buena dosis de manipulación política, los 'señores de la guerra' convencieron al pueblo de que sus vecinos, con los que habían convivido en paz, eran los enemigos a eliminar barrio a barrio y casa por casa. El aeropuerto, defendido por las tropas francesas, acusadas de abusos sexuales a menores, fue lo más cercano que encontraron a un lugar seguro y aquí siguen. Muchos de sus vecinos huyeron a Congo, Camerún o Chad. República Centroafricana es una de los lugares en emergencia humanitaria de Naciones Unidas junto a Irak, Siria y Sudán del Sur. De cuatro millones y medio de habitantes que tiene la República Centroafricana, del tamaño de España y Portugal juntas, medio millón de ellos está escondido en su interior y otro medio millón viajó con lo puesto más allá de sus fronteras. Nadie deberá extrañarse si algunos grupos llegan en breve a las playas europeas llenas de turistas. Alberto Rojas