Akadus Zangoa, de 10 años, transporta agua potable en un campo de refugiados en Bangui, República Centroafricana. Desde que sus familias
abandonaron sus hogares para salvarse de la violencia sectaria, las infancias de Akadus y de los demás menores refugiados dista bastante de
la normalidad. Mientras sus vidas empeoran a diario, el resto del mundo mira para otro lado y se desean mutuamente Feliz Año en Facebook.
abandonaron sus hogares para salvarse de la violencia sectaria, las infancias de Akadus y de los demás menores refugiados dista bastante de
la normalidad. Mientras sus vidas empeoran a diario, el resto del mundo mira para otro lado y se desean mutuamente Feliz Año en Facebook.
Fotografía: S. Phelps / UNHCR [Alto Comité de Naciones Unidas para los Refugiados]